Te doy lo que me das, es la llamada
de este amor prolongado y compartido;
los dos tuvimos fe y hemos querido
que fuera igual ocaso que alborada.
Treinta y dos años de amor parecen nada
si sigues en la ruta decidido
a que nadie te falle, no has perdido
tu tiempo en el amor: es paz ganada.
Gracias, Señor, por todo lo logrado:
por el dolor habido y superado,
por el dulce equilibrio de la vida,
por la sana alegría del contento,
por nuestra fe de amor como sustento
y por tanta bondad agradecida.
María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario