Quiero escribirte un poema, dulce como el aguamiel, que se enrede entre tu pelo, que te haga estremecer. Que tus mejillas ardientes, se coloreen de asombro, y que mis trémulas manos, se posen sobre tu hombro. Quiero sentir tu cariño, cuando abrazas mi cintura, mirarme en tus ojos negros, llenos de amor y ternura. Que tu boca esté sedienta, de besos apasionados, que enredemos nuestros cuerpos, y así entrelazados siempre, no podamos separarnos. En las mañanas de invierno, escarchadas, por las nieves y los hielos, con suaves abrazos, cálidos, viajaremos hasta el cielo. Bailaremos al compás de músicas celestiales, volando hasta el infinito, elevando nuestras almas por recónditos lugares. Uniremos nuestras voces, a cantar la melodía, cantará el sol y la luna, las estrellas y luceros, los sueños serán muy dulces y escucharás sonriente cuando con mi voz melosa cantando diga… ¡te quiero más cada día!. Chelo Álvarez/Lys. |
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