domingo, 2 de octubre de 2016

Cristo, ten piedad



Cristo, ten piedad

Estar siempre contigo es cuanto espero,
sentirte y admirarte es cuanto aspiro,
y me duele el dolor cuando te miro
clavado en una cruz porque te quiero.

¡Qué triste es ver tu cuerpo en el madero!
¡Qué triste es ver tu cuerpo malherido!
¡Oh, Cristo!, ten piedad de mi quejido,
pues de verte en la cruz, también yo muero.

Permíteme que quite de tus manos
los clavos que han clavado mis hermanos,
que desclave las escarpias de tus pies.

Aunque no soy, Señor, la más valiente,
quitaré las espinas de tu frente.
Quiero estar junto a Ti, donde tú estés.

Chelo Álvarez

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