domingo, 2 de octubre de 2016

Cristo, escúchanos


Cristo, escúchanos

Como el agua que sigue la corriente
seguiré tras tus pasos, siempre en pos,
escoltaré tu estela eternamente
aunque esta herida duela como dos.

Me duelen las espinas de tu frente,
me duele el no pensar quien sois vos;
perdón si nos portamos malamente
en la amarga agonía de mi Dios.

Hoy te pido, Jesús, arrodillada,
que perdones mi culpa, por piedad,
hoy te beso la cara ensangrentada

y tus ojos me miran con bondad.
Me inclino ante la sangre derramada
que quisiera secar con humildad.

Chelo Alvarez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ten por seguro que nos escucha.
Un abrazo.
Ambar

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